El diario granadino EL CORREO (1913-1934), fué fundado por quien fuera su Director, Carlos Rocha Avellán y es sobre todo recordado por haber dado acogida a las publicaciones literarias del Movimiento de Vanguardia, "Rincón de Vanguardia" y "Página de Vanguardia", a cargo de Pablo Antonio Cuadra Cardenal y Octavio Rocha Bustamante, hijo éste último de don Carlos y padre de Luis Rocha Urtecho, quien, junto con su nieto Luis Javier Espinoza Rocha, retoman hoy "El Correo Nicaragüense"; un blog pluralista, que agradece la reproducción de su contenido.

domingo, 26 de enero de 2014

La literatura hispana se convierte en potencia cultural en EE UU

Lago

Estados Unidos no se entiende si se ignora el español. El significado de toponímicos como Los Ángeles, El Paso, Colorado o Nevada es transparente. Otros conllevan una historia más recóndita, como California, término procedente de las novelas de caballerías, en cuya lectura se forjó la imaginación de los conquistadores, quienes proyectaban sus fantasías sobre la inasible realidad en la que se veían inmersos. California era el nombre de una isla habitada exclusivamente por mujeres donde se asentaban los dominios de la mítica Calafia, la reina negra de Las Sergas de Esplandián (1510). El origen de la latinización de Estados Unidos se remonta a 1848, año en que se firma el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, en virtud del cual México cede al poderoso vecino del norte más de la mitad de su territorio nacional a cambio de 15 millones de dólares. La cesión incluía la totalidad de lo que hoy constituyen los Estados de California, Nevada, Utah, Nuevo México y Texas, así como extensas zonas de Arizona, Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma. Con las tierras, pasó a pertenecer a otra nación una población cuyo idioma era el español. Tan traumático trasvase selló de manera irreversible el destino bilingüe y bicultural del país, fenómeno reforzado por un flujo migratorio que mantiene permanentemente viva la fuerza de la lengua española y las culturas de que es vehículo.
Es en este vasto contexto donde, tras más de siglo y medio de pervivencia de la tradición literaria en castellano, surge la figura deRolando Hinojosa-Smith, decano de las letras chicanas, cuyo nombre ha sonado en más de una ocasión como candidato al Premio Cervantes. La propuesta está doblemente justificada, ya que a sus méritos como escritor se añade su valor como representante de una forma de escribir que hunde sus raíces en lo más profundo de nuestra historia literaria.
Tras más de un siglo
de tradición literaria en castellano, surge Rolando Hinojosa-Smith, decano de las letras chicanas
La obra narrativa de Hinojosa-Smith, de una cohesión admirable, consta de 15 novelas que se integran en una serie conocida como Viaje de la muerte en Klail City. El lenguaje de Hinojosa-Smith remite directa y deliberadamente al de los prosistas castellanos del siglo XV. Un año después de su publicación, Hinojosa-Smith cambió el título originario de la segunda entrega de la serie (Klail City y sus alrededores) por otro tomado de una obra compuesta a mediados del siglo XV por el historiador Fernán Pérez de Guzmán. Imposible encontrar credenciales castellanas más prístinas que estas: Pérez de Guzmán fue bisabuelo de Garcilaso de la Vega, tío del marqués de Santillana y sobrino del canciller Pedro López de Ayala. El guiño de Hinojosa-Smith no se queda ahí. La cuarta novela de la saga lleva el título de una obra de Hernán Pérez del Pulgar que data de 1488 (y por tanto es, al igual que Generaciones y semblanzasanterior a la existencia misma del vocablo América). Hinojosa-Smith se limitó tan solo a cambiar un vocablo: Claros varones de Belken, en lugar del originario Claros varones de Castilla. Belken es el nombre de un condado ficcional de impronta faulkneriana cuya capital es Klail City, una de las ciudades de un vallesituado a orillas de la frontera entre Texas y México. Escenario de todas las novelas de Hinojosa-Smith, el valle es un lugar a la vez mítico y real.
Hace unos meses, la editorial Xordica recuperó para los lectores españoles la primera novela de Hinojosa-Smith, Estampas del valle, obra publicada hace más de cuatro décadas, y con la que su autor obtuvo el Premio Quinto Sol. El retraso pone de relieve la falta de atención por parte de nuestro mundo editorial hacia la literatura de los latinos de Estados Unidos. Son varias las ramas que integran esta tradición. La de mayor peso, por razones históricas y de contigüidad geográfica, es la de origen mexicano, seguida de las de procedencia caribeña: puertorriqueños, dominicanos, y cubanos, cada una con sus rasgos distintivos. A ello se suma la producción, considerablemente irregular, que aportan las comunidades oriundas del resto de América Latina. El fenómeno más interesante en relación con los diversos grupos de origen hispánico es la erosión de las barreras que los mantenían separados, lo cual ha desembocado en la forja de una nueva identidad. En Estados Unidos hay inmigrantes de origen mexicano, caribeño, sur o centroamericano, pero todos se sienten latinos o hispanos. El catalizador de este proceso es el español, cuya fuerza se renueva de manera constante gracias al flujo incesante de emigrantes. Este fenómeno de fusión se aprecia también en la literatura, aunque es preciso señalar que el vehículo expresivo es (incertidumbres futuras aparte) mayoritariamente el inglés.
Vista de la calle Paterson en Nueva Jersey / GORKA LEJARCEGI
La primera obra de envergadura de las letras hispanas es The Squatter and the Don (1885), de Amparo Ruiz de Burton, escrita a la sombra de la derrota que infligió Estados Unidos a México, en la que se refleja la situación de los vencidos tras la firma del Tratado de Guadalupe-Hidalgo. Para dar con un título que conecte con la sensibilidad literaria de la modernidad hay que trasladarse a 1936, fecha de publicación deLocos, sofisticada colección de cuentos del americaniard (español afincado en Estados Unidos, el término lo acuñó él) Felipe Alfau. Autor también de Chromos (1948), novela que narra las peripecias de losamericaniards. Alfau es un outsider del canon latino, en el que ocupa un valor más bien simbólico y marginal. Publicada en 1945, Mexican Villagede Josephina Niggli es una obra de considerable valor literario. Aunque nació en México, Niggli era de origen europeo tanto por línea materna como paterna, lo cual explica su visión, más idealizada que vivida, de la cultura mexicana. Mexican Village es un conjunto de 10 relatos que se entrecruzan configurando un artefacto narrativo sumamente ágil y de lectura muy amena. La obra del puertorriqueño Jesús Colón (1901-1974), una de las figuras más interesantes de la literatura hispana, es fascinante. Coetáneo de Alfau, de orígenes paupérrimos, Colón era negro, comunista, así como autor de una copiosa y brillante obra periodística tanto en inglés como en español. Un puertorriqueño en Nueva York y otras estampas (1961), su obra más emblemática, es una pequeña joya literaria. Lo más destacado de la visión de Colón es su inmensa humanidad, impregnada de un saludable sentido del humor. Colón fue precursor de la sensibilidad nuyorican, que en paralelo con la emergencia de una conciencia de la identidad chicana señala el comienzo de un movimiento de resistencia política y afirmación de los valores culturales latinos. A lo largo de la década de los sesenta, surgen en las dos costas del país obras de importancia parelela. El juez puertorriqueño Edwin Torres nos ofrece una interesante visión del mundo de la delincuencia neoyorquina que conoció de primera mano en la novela titulada Carlito’s Way (1963). Ese mismo año el chicano John Rechy publica City of Night, novela demoledorasobre el mundo de la prostitución masculina en las ciudades de Nueva York, Los Ángeles, San Francisco y Nueva Orleans. Down These Mean Streets(1967),sobrecogedor relato autobiográfico de Piri Thomas sobre la vida en Spanish Harlem, concitó el interés general del público hacia lo que ocurría en los barrios hispanos del Alto Manhattan. Aunque no vio la luz hasta 1984, la mejor crónica de la historia de la colonia puertorriqueña de Nueva York son Las Memorias de Bernardo Vega, documento de gran valor sociológico, además de literario.
La primera obra de envergadura, ‘The Squatter and the Don’ (1885), surge tras la derrota que infligió Estados Unidos a México
A principios de la década de los setenta las letras chicanas experimentan una sacudida, con la aparición en años consecutivos de tres obras cumbre de la literatura mexicano-americana: …y no se lo tragó la tierra (1971), de Tomás Rivera; Bless Me, Ultima (1972), de Rudolfo Anaya, y Estampas del valle(1973), de Rolando Hinojosa-Smith. La primera y la tercera de estas novelas se escribieron originariamente en castellano. Muy diferente, aunque de innegable interés es la Autobiografía de un búfalo marrón (1972), del activista chicano Oscar Z. Acosta, personaje de vida y muerte intrigantes que gozó de la amistad de Hunter S. Thompson, quien trazó un perfil inovidable en Rolling Stone. Simultáneamente, se deja oír en Nueva York la voz de Nicholassa Mohr, autora de tres obras de gran valor testimonial y literario: Nilda (1973), El Bronx Remembered (1975) e In Nueva York (1977). La trilogía de clásicos de la literatura chicana escrita por Anaya, Rivera e Hinojosa-Smith tiene un precursor en Pocho (1959), de José Antonio Villarreal, y un continuador en Sabine Ulibarri, autor de una espléndida colección de relatos titulada Mi abuela fumaba puros y otros cuentos de Tierra Amarilla (1977).
Iniciada la siguiente década, en 1982 se publican dos obras que ocupan un lugar central en el imaginario de la literatura latina. La primera esHunger of Memory, autobiografía que sigue los pasos de Richard Rodríguez desde un barrio pobre de San Francisco hasta Harvard. A su vez, en la Costa Este, el puertorriqueño Edward Rivera publica Family Installments, novela elegantemente escrita que nos ofrece un vívido retrato de una familia de Spanish Harlem. En 1983 debuta en la escena literaria una de las figuras esenciales de las letras hispanas, Oscar Hijuelos, cubano del Bronx, con la excelente Our House in the Last World. Se empiezan así a alinear los nombres mayores de la literatura latina actual. En 1984 Sandra Cisneros, chicana de Chicago, publica A House on Mango Street, una obrita para niños en apariencia menor pero cuya influencia sigue perdurando hoy. La década se despide con la aparición de dos novelas de gran calibre: The Long Night of White Chickens, que marca la aparición de un escritor de primer orden, el guatemalteco-americano Francisco Goldman, y Los reyes del mambo tocan canciones de amor, novela que al obtener el Premio Pulitzer al año siguiente, pondría en el mapa a la literatura hispana.
Las consecuencias no se hicieron esperar. En 1990, además del Pulitzer de Hijuelos, son finalistas del National Book Award Chromos (casi medio siglo después de su publicación),de Felipe Alfau, y Paradise, de la española Elena Castedo. La nómina de primeras obras que vieron la luz aquellos años es abultada. Se abre en 1991 con How the García Girls Lost Their Accents, de la dominicana Julia Álvarez. La cosecha de 1992 fue excelente: Abraham Rodríguez, Jr. publica The Boy Without a Flag: Tales of the South Bronx (1992), libro de cuentos a la altura de los deJunot Díaz. El colombiano Jaime Manrique irrumpe en la escena conLatin Moon in Manhattan, divertida farsa sobre drogas y amoríos homosexuales en el barrio neoyorquino de Queens. La lista de primeras obras notables del año la cierra Dreaming in Cuban, de Cristina García. En 1993 uno de los escritores chicanos más interesantes de las últimas décadas, Dagoberto Gilb, confirma su talento con The Magic of Blood(1993) y en 1994, Abraham Rodríguez publica Spidertown, novela sobre el mundo de las drogas en la zona norte de Nueva York. 1997 es un año importante. Marinero raso ratifica a Francisco Goldman como autor de talla internacional, mientras que en la Feria del Libro de Fráncfort, editores de todo el mundo pujan por hacerse con los derechos deDrown, libro de cuentos de un desconocido que responde al nombre de Junot Díaz. Un año después, al filo del nuevo milenio, Rolando Hinojosa-Smith publica Ask a Policeman, con la que pone fin a la serie de Klail City un cuarto de siglo después de haberla iniciado con Estampas del valle.
El escritor Junot Díaz / DANIEL MORDZINSKI
Nacido en Mercedes, Texas, el 21 de enero de 1929, Rolando Hinojosa-Smith era hijo de un campesino que había luchado en la revolución mexicana y Carrie, su mujer, ama de casa. Como ocurrió con numerosos latinos de su generación, la guerra de Corea lo dejó marcado. Ávido lector durante su infancia, el español fue el idioma de su entorno durante sus años de formación. Su primer encuentro con el inglés tuvo lugar cuando inició sus estudios de secundaria. Al igual que su abuela, su madre y tres de sus hermanas, Hinojosa-Smith se hizo maestro, siendo después profesor de instituto en Brownsville y ulteriormente llegó a ejercer la docencia universitaria. La escritura de Rolando Hinojosa-Smith es el resultado de una formidable amalgama de influencias, que incluye a los clásicos castellanos, Galdós, Anthony Powell (autor deDance to the Music of Time, saga narrativa en 12 volúmenes), Heinrich Böll, los americanos Faulkner y Twain y el escritor polaco-americano de origen judío Bashevis Singer. Su visión coral se traduce en el empleo de innumerables voces, con las que busca dotar de representatividad a la comunidad del valle. Un profesor alemán que llevó a cabo un censo de los personajes de Klail City contabilizó cerca de un millar. El castellano que utiliza Hinojosa-Smith en los cinco primeros libros de la serie es bellísimo y de un corte clásico que se ha perdido en la mayor parte del ámbito literario panhispánico. A partir de la sexta entrega, Rites and Witnesses, Hinojosa-Smith utilizó solo el inglés.
Las distintas entregas del Viaje de la muerte nos ofrecen un retrato panorámico de la vida en el South West a lo largo de medio siglo.Estampas del valle no es más que el primer acercamiento al condado de Belken y Klail City, aunque todos los ingredientes que se desarrollarán en los restantes episodios de la serie se encuentran en embrión allí. La novela, de apenas cien páginas, obtuvo el Premio Quinto Sol cuando se publicó. En ella hacen su primera aparición Rafa Buenrostro y Jehu Malacara, personajes centrales de la saga. En la segunda parte el lector se tropieza con una gran variedad de textos y documentos con los que se intenta encontrar claves que permitan resolver un asesinato. La tercera es una selección de semblanzas de personajes procedentes de los distintos estratos sociales de Klail City. Como ocurre con las buenas series de televisión, tras Estampas del valle Hinojosa-Smith supo mantener en vilo a los lectores, que a veces tenían que esperar años para averiguar qué sucedía en el siguiente episodio del Viaje de la muerte.
‘Los reyes del mambo tocan canciones de amor’ ganó el Premio Pulitzer y puso en el mapa la literatura hispana
Rolando Hinojosa-Smith publicó la que presumiblemente será su última obra,We the Happy Few, una novela de campus que no forma parte del Viaje de la muerte, en 2006. ¿Quiénes, además de él, son importantes en el panorama actual de la literatura hispánico-norteamericana. Por su extensión y el alto nivel de calidad medio de su obra, Oscar Hijuelos, autor de una decena de títulos, es uno de los valores más sólidos. Lo difícil, en la mayoría de los casos, es mantener el interés despertado con la primera obra en los títulos siguientes. Dos autoras que lo han conseguido, aunque con altibajos, son Julia Álvarez y Sandra Cisneros. Algunas de las obras más interesantes publicadas en lo que va de siglo son Bodega Dreams (2000), del ecuatoriano Ernesto Quinonez; The Republic of East L.A. (2002), del veterano Luis J. Rodríguez, autor de la emblemática Always Running: La vida loca (1993), y The Devil’s Highway(2005), de Luis Alberto Urrea. En 2007 aparece La maravillosa vida breve de Óscar Wao, con la que Junot Díaz se convierte en el segundo hispano en obtener el Premio Pulitzer. A su vez, el autor de origen peruano Daniel Alarcón publica Radio Ciudad Perdida. Autor de cuentos en inglés y en español, Alarcón publicó en octubre y con excelentes críticas At Night We Walk in Circles. Entre los autores de no ficción destaca Rubén Martínez, cuya obra más reciente, Desert America(2012), examina aspectos importantes de la cultura latina en su compleja fricción con la dominante. En el campo de la narrativa, mientras que la obra de Francisco Goldman ha tomado una dirección muy diferente desde que publicó Di su nombre (2011), Junot Díaz ha vuelto a demostrar su talento con Así es como la pierdes (2012).

Los Libros nunca tienen prisa

"Allí donde queman libros, acaban quemando hombres”. En 2004Fernando Báez (San Félix, Venezuela, 1963) publicó un ensayo que se abría con esa cita de Heinrich Heine, y su figura quedó asociada para siempre con la del estudioso de la quema, censura y mutilación de escritos y bibliotecas. Aquel volumen que ahora cumple una década,Historia universal de la destrucción de libros (Destino) se abría y cerraba en Mesopotamia. Se abría en la región de Sumer, al sur de Irak, hace aproximadamente 5.300 años y se cerraba en Bagdad en 2003 durante el saqueo de la Biblioteca Nacional iraquí que siguió a la ocupación estadounidense. La ONU envió allí a Fernando Báez para que comprobara el resultado del pillaje y su informe no le hizo la menor gracia al Gobierno de Estados Unidos.
En la librería Rafael Alberti de Madrid, Báez cuenta que desde aquel momento se encuentra con problemas de tanto en tanto cuando viaja. Esta vez el “problema” fueron las 17 horas que pasó retenido en el aeropuerto de Barajas respondiendo preguntas sobre su trabajo —muy volcado ahora en la lucha contra la censura y el espionaje masivo— y releyendo — “parece de película mala, ¿verdad?”— 1984, de Orwell.
El historiador venía de El Cairo, donde vive desde hace cuatro años y donde ha escrito su nueva obra, Los primeros libros de la humanidad. El mundo antes de la imprenta y el libro electrónico (Fórcola), un ensayo que él quiere ver como la cara optimista del que lo consagró mundialmente: “Si en el de la destrucción conté una versión pesimista, en este quería explicar que el libro es una tecnología de la memoria que evoluciona muy lentamente, algo especialmente útil ahora que hay tanta prisa con el libro electrónico”. El resultado es tanto un tratado de historia como un relato de viajes. Los viajes le llevaron de Biblos a Pekín y de Tombuctú a Damasco. La historia, a comprobar que todas las épocas padecen lo que él llama el síndrome de Trithemius, una suerte de “ortodoxia de la nostalgia” que lleva a recelar de cualquier cambio que afecte al formato de los libros. Evocado por Álex de la Iglesia en El día de la bestia, Johannes Trithemius fue un monje que —además de inventar la esteganografía, “precedente de la criptografía que permite que Snowden ande por el mundo con un montón de documentos encriptados”— en la segunda mitad del siglo XV hizo una encendida defensa del manuscrito frente a la imprenta, que empezaba a arrancar en Europa. Según Trithemius, el invento de Gutenberg estaba condenado al fracaso. “El libro impreso”, escribió, “está hecho de papel, y como papel que es desaparecerá rápidamente. Pero el escriba que escribe con pergaminos hará que el texto dure”. Según el monje, añade Báez, “estaba demostrado que la escritura manuscrita es la que produce una lectura más plácida y garantiza un mayor respeto y cuidado en la edición de los textos. Justo lo que se dice ahora a favor del papel y en contra el libro digital, ¿no?”.
Fernado Báez, en la librería madrileña Rafael Alberti © Álvaro García / EL PAÍS
Según el historiador venezolano, mirar al pasado permite comprobar que la evolución de los formatos es muy lenta y que unos y otros pueden convivir durante siglos: “La escritura empezó en torno al año 5.000 antes de Cristo en tablillas de arcilla, pero esas tablillas se mantuvieron hasta el siglo I después de Cristo. ¡Estamos hablando de cuatro milenios de continuidad de un formato! Por otro lado, el papiro es casi simultáneo a la escritura en arcilla y todavía se usó en los códices: los había de pergamino, pero también de papiro. Y hablamos del siglo IV después de Cristo. El síndrome de Trithemius debería quedar atrás, pero también las prisas de los apóstoles del libro electrónico”.
Contra esas prisas Báez subraya el espejismo que supone extender al mundo entero la realidad de Occidente: “Hay una brecha digital enorme. La globalización termina cuando me bajo del avión en el aeropuerto de Bamako. Allí las únicas tabletas son las que llevan los turistas”. Además, insiste, no hay que perder de vista la idea de que el libro es sagrado para algunas religiones, algo que genera indirectamente un interés que va más allá del contenido y se convierte en fetichismo por el objeto: “Los celulares no son sagrados ni las neveras ni los coches, pero el libro lo es para muchos pueblos, por más que nos cueste entenderlo como occidentales laicos; 4.000 millones de creyentes en un planeta que tiene 7.700 millones de habitantes son una mayoría y no una minoría. En Pakistán hay un lugar para almacenar los Coranes arruinados de tanto usarlos y en la sinagoga de El Cairo hay una especie de cementerio de libros porque la gente cree que tirar una Biblia trae mala suerte. Libros sagrados aparte, no hay que olvidar la influencia social de títulos comoEl origen de las especies, el Manifiesto comunista o La cabaña del tío Tom. Cambiaron el mundo”.
A todo ello, dice, hay que añadir que la “aportación digital” está todavía por ir más allá del mero almacenamiento de títulos. “Dónde meter tanto libro ha sido un problema desde siempre. Ya Séneca se quejaba de que tenía 1.000 volúmenes en su biblioteca. Mientras en una tablilla caben 200 caracteres cuneiformes, con cinco petabytes —Megaupload, la web de descargas, llegó a almacenar 25 petabytes de archivos— puede descargarse todo lo que se ha escrito en la historia de la humanidad. Es un paso de gigante, cierto, pero la aparición de la imprenta impulsó tres elementos clave: la difusión de la ciencia, la reforma protestante y el redescubrimiento de los clásicos en el Renacimiento. ¿Ha hecho algo comparable la edición digital? Todavía no. Es muy pronto”. ¿Laautoedición? “Por ahora parece más una estrategia de captación de clientes que de creación de lectores a largo plazo, que es lo importante”.

Según el historiador, no hay que “magnificar ni degradar” el libro digital. Le molesta, eso sí, que se imponga el discurso de la urgencia: “La transición va a ser más lenta de lo que dicen algunos. La identidad de los pueblos se basa en la memoria y el libro, repito, es una tecnología de la memoria que se ha ido perfeccionando con los siglos y con la contribución de muchas culturas. Tendremos que ver los efectos del libro digital no en la élite, sino a nivel popular. Es temprano para hacer exaltaciones extremas”.
Fernando Báez dice que la esperanza con la que él mismo recibió al principio la relación entre Internet y el libro se ha ido tiñendo de desconfianza. “La cuestión es si el libro electrónicoconsigue más y mejores lectores. Hoy por hoy, lo dudo”. Más dudas: “El enorme predominio digital anglosajón en un planeta en el que hay desequilibrios muy poderosos. También me preocupa que la iniciativa sobre dispositivos, formatos y precios la lleven grandes corporaciones para las que la edición es una parte mínima de sus intereses. Por un lado hacen entretenimiento, por otro perfumes, armas, lo que sea. Sus propósitos son muy distintos de los del editor y del librero tradicionales. Y lo peor: todo se hace sin legislaciones actualizadas, a la espera, recurriendo al famoso ‘que inventen ellos…’. Deberíamos participar más en todo lo que tiene que ver con el libro digital, no se puede dejar en unas pocas manos. ¿Podrá mi hijo heredar mi biblioteca? ¿Podrán los formatos actuales leerse en el futuro o pasará como con tantos programas informáticos? ¿Está garantizada la privacidad de la lectura? Esas son mis dudas. Se puede hacer el perfil de un lector a partir de los libros que descarga, de las páginas que lee, de las frases que subraya, y eso que, por supuesto, nos parece magnífico para hacer estadísticas de lectura ya sabemos cómo puede acabar”.
Los primeros libros de la humanidad. El mundo antes de la imprenta y el mundo electrónico. Fernando Báez. Fórcola. Madrid, 2013. 622 páginas. 29,50 euros

miércoles, 22 de enero de 2014


Ni relevo político ni un milagro
Onofre Guevara López
El ciudadano nicaragüense don Leopoldo Brenes Solórzano, arzobispo hasta el día sábado 11 de enero, y cardenal de la iglesia católica a partir del domingo 12, recibió su  nombramiento con sencillez y humildad. Por el lado de los fieles católicos, el suceso ha causado mucho júbilo, aunque, por la heterogeneidad de este colectivo, su júbilo no tiene igual significado para todos.
A los creyentes católicos, además de su diversidad social, los dividen intereses económicos y políticos. El catolicismo de la gente del gobierno, el de la  burguesía –nueva y vieja— y el catolicismo de los pobres, son diferentes en su concepción y en su práctica.
Quienes no estamos dentro de ninguna comunidad religiosa, percibimos de otra forma el mismo suceso, aunque sin criterios homogéneos, dado que también median intereses desiguales, como en todo grupo humano. En lo personal, veo importante el nombramiento de un nuevo cardenal, porque la iglesia católica necesita pastores como don Leopoldo Brenes, en momentos que su influencia se debilita por su histórico anquilosamiento y su corrupción, males que el nuevo papa empieza a cambiar para poder trascender la línea tradicional del Vaticano.
Parece que lo majestuoso de sus rituales como institución religiosa, ya no pasa ante la gente como semejanza de santidad, sino como vanidad y banalidad mundanas, sobre todo ahora que muchas santidades protocolarias de todo el mundo actúan en el mismo escenario eclesial con sus delitos sexuales y financieros.
Por eso, las innovaciones de Francisco I son indispensables, al menos, en sus estructuras formales, para poder avanzar su proyecto renovador. El carisma ganado por Francisco I en todas partes en tan corto tiempo, confirma que la mayoría de los creyentes católicos le dan la razón y le apoyan, lo que no encuentra en la ultraderecha internacional ni en la minoría ligada a los grandes negocios de la iglesia o con negocios particulares ligados a la iglesia.
El nombramiento de Brenes Solórzano como nuevo cardenal, está dentro de ese espíritu general de cambio, máxime que en el presente nicaragüense hay una dictadura en proceso de consolidación, lo que no concuerda con las ideas del papa, pero el papa sí, coincide con la posición de la jerarquía local de su iglesia. El otro cardenal nicaragüense, Miguel Obando –además de no ejercer oficialmente ningún cargo de la iglesia—, ya no es útil para llenar las aspiraciones del papa Francisco de tener una iglesia renovada, por su compromiso con las políticas autoritarias del poder orteguista.
Francisco I, además de conocer que las condiciones políticas actuales del país son diferentes a las de los ochenta, conoce que la posición comprometida del papa Juan Pablo II con la agresión extranjera propició el nombramiento de Obando Bravo como cardenal. Por lo tanto, no solo sabe que aquellas condiciones y los intereses del cardenal Obando cambiaron, sino también de su adhesión incondicional a Daniel Ortega.
A nueva situación, nuevos protagonistas. Es conocida la amistad del cardenal Brenes con el Papa Francisco, pero no es esa la única razón de su nombramiento. Otra razón es que las ideas de cambio de la iglesia las comparte Brenes Solórzano, y en su práctica pastoral es uno de los que, dentro de la Conferencia Episcopal, ha dado muestras de entonar con las ideas del papa argentino, aunque la actitud de Brenes ante las arbitrariedades del orteguismo, ha sido menos beligerante que la de otros obispos.
Si, como se espera, el cardenal Brenes leerá correctamente el mensaje de su nombramiento, que nace de la nueva tendencia vaticana de no seguir reacia ante la lucha por la justicia social y los derechos humanos, no hay dudas de que el pueblo podrá sentirse moralmente apoyado en su lucha por rescatar sus derechos democráticos.  Pero sería triste que el pueblo católico hiciera una lectura equivocada del mensaje, y en vez de animarse a poner lo que le corresponde poner en la lucha democrática, creyera que la buena intención papal será el milagro que solucionará los problemas nacionales.
Como creyente, el pueblo puede ser que vea el nombramiento de Brenes como un milagro y hasta sentirse “bendecido por Dios”. Por otro lado, la buena acogida que pueda tener este nombramiento entre los no creyentes, no sería para estimularles algo parecido a una conversión –aunque quien lo hiciera, estaría en su derecho—, pero serían necios si negaran lo positivo que tiene el suceso.
Es entre los promotores del autoritarismo y la dictadura donde están las inconformidades con los cambios en la iglesia, aunque no las expresan de forma franca.  Más bien, oficial y burocráticamente, están aparentando satisfacción por el nombramiento del cardenal Brenes, y tratando de congraciarse con él. Mientras tanto Brenes no confirme la posición crítica ya expresada por la Conferencia Episcopal, Ortega intentará conciliarlo con las posiciones de su cardenal privado. ¡Y cómo le gustaría verlos juntos en sus actos políticos!
Este suceso religioso y cultural, social y político del nombramiento del cardenal Brenes, abrió una nueva etapa en la vida nacional. No obstante, aún se ignora cuál será en la actitud de los partidos políticos y los movimientos sociales –aparte de las felicitaciones de rigor—, pero  no sería raro que, por las creencias religiosas y el oportunismo de algunos de sus líderes, estuvieran tentados a ver como un relevo político lo del nuevo cardenal, y acomodarse a la esperanza de un milagro que cambie la situación del país. Y, en espera de ese “milagro”, podrían abandonar su espacio en la lucha, o debilitar aún más la unidad en contra del acelerado proceso dictatorial.
Para evitar desviaciones de ese tipo, es justo que las bases –creyentes o  no—, mantengan una vigilancia crítica. Y no dejar de ser críticas hacia las posiciones tradicionales de gobernantes y políticos de oposición que utilizan la religión como instrumento de control sobre la conciencia del pueblo.     
******
Paráfrasis

Hay “nuevos tiempos para la Patria”, pues hasta hoy… ¡los tiempos viejos han sido para negociar con ella!

Muere el periodista y escritor Manu Leguineche

  • Ha fallecido a los 72 años de edad en Madrid
  • Fue reportero de guerra y maestro de varias generaciones de periodistas
  • En TVE 
  • dirigió En portada y la serie documental  Memoria de la Guerra 
  • El periodista y escritor Manuel Leguineche, conocido reportero de guerra y maestro de varias generaciones de periodistas, ha fallecido los 72 años de edad, según ha confirmado la Asociación de la prensa de Madrid. La mismas fuentes
    Leguineche, fundador de las agencias de noticias Colpisa y Fax Press, fue un destacado reportero especializado en conflictos bélicos y colaboró entre los que se cuentan Televisión Española donde en 1995, dirigió la serie domumental Memoria de la Guerra,sobre la Segunda Guerra Mundial.
    Nacido en Arrazua (Vizcaya) el 29 de septiembre de 1941, el periodista y escritor residía en Brihuega (Guadalajara), por lo que recibió el reconocimiento de "Hijo Adoptivo" de Castilla-La Mancha. Leguineche cursó estudios de Derecho y Filosofía y a los 18 años comenzó a viajar por el mundo; primero realizó diversos trabajos por toda Europa y, más tarde, a comienzos de los sesenta se unió a un grupo de periodistas norteamericanos para dar la vuelta al mundo en un todo terreno durante dos años, una experiencia que plasmó en el libro El camino más corto (1978).
    Comenzó en el periodismo con colaboraciones en la revista bilbaína Gran Vía y poco después trabajó para el diario Madrid, para el que cubrió la guerra de Vietnam, o El Norte de Castilla, donde tuvo como director a Miguel Delibes y a Francisco Umbral como compañero. Sus primeros viajes como enviado especial fueron para cubrir la revolución de Argelia (1962) y la guerra entre India y Pakistán (1965).

    Reportero de guerra

    A partir de ese momento, estuvo presente en todas las guerras que se han librado en el mundo: desde Vietnam al Líbano, pasando por los distintos conflictos ocurridos en las Malvinas, Nicaragua, Chipre, Marruecos, Bangladesh, Camboya o Guinea Ecuatorial. Cubrió a finales de los setenta las caídas de Somoza en Nicaragua, del Sha de Persia o de Macías en Guinea, y entrevistó a Perón o Indira Gandhi.
    Cursó estudios de Periodismo en Madrid, pero los continuos viajes retrasaron su graduación y no logró el título hasta 1971. Durante doce años, entre 1970 y febrero de 1982, dirigió la agencia "Colpisa", de la que fue uno de sus fundadores. Al mes siguiente fundó y dirigió la agencia "Cover Prensa", hasta que en 1983 creó y fue el director general de la agencia "LID", puesto que desempeñó hasta que en diciembre de 1990 optó por abandonarla después de que Javier Godó, su mayor accionista, modificara su consejo de administración.
    También en diciembre de 1990 creó la agencia Fax Press, que dirigió hasta que se la vendió en 2001 al Grupo Intereconomía. En octubre de 1986, la entonces directora general de RTVE Pilar Miró le ofreció ocupar varios puestos, entre ellos el de jefe de informativos, pero Leguineche declinó la oferta para seguir dirigiendo su agencia. En 1988 dirigió y presentó para Euskal Telebista (ETB) el programa "Memorias", pero dos años después dirigió en TVE el espacio televisivo de reportajes de actualidad En portada, entre junio de 1989 y julio de 1990,  el que luego continuó como reportero con programas con reportajes como Viaje al este y El mundo según Don Camilo
    En su paso por este espacio informó del asesinato de Ignacio Ellacuría y otros jesuitas en El Salvador. A comienzos de los noventa cubrió el cambio de la Rumanía de Ceaucescu a la democracia y fue uno de los periodistas que tuvieron que ser evacuados de Bagdad tras los primeros bombardeos de la aviación norteamericana. Regresó a TVE en 1995 para dirigir la serie documental Memoria de la Guerra, sobre la II Guerra Mundial.

    Autor de casi medio centenar de libros

    Viajero infatigable, ha conocido un centenar de países para ofrecer a su público la actualidad del momento y ha reflexionado sobre ellos en casi medio centenar de libros como El Camino más cortoSobre el volcánLa Felicidad en la TierraLa primavera del EsteAdiós Hong KongGibraltar. La roca en el zapato de España o El club de los faltos de cariño.
    Al mus, una de sus pasiones, le ha dedicado dos libros La ley del mus, prologado por el Rey Juan Carlos, y Mus visto. Además, en 1998 participó en el libro Athletic 100. Conversaciones en la Catedral  y en el documental Athletic, un siglo de pasión.
    La labor de este maestro de generaciones de periodistas ha sido recompensada con numerosos galardones como el Premio Nacional de Periodismo 1980; el Premio Cirilo Rodríguez 1984; el Premio Reporter del "Grupo Zeta"; el Premio Julio Camba (1991); el Premio Ortega y Gasset de 1991, y el Premio Espasa de Ensayo 1996. En octubre de 1981 fue uno de los fundadores y miembro de la junta directiva de la sección española de la Asociación de Periodistas Europeos (APE) y en octubre de 1997 de la Sociedad Geográfica Española (SGE).
    En los últimos años ha recibido también el primer Premio Periodista Vasco de la Asociación de Periodistas Vascos (2007), el Premio FAPE de Periodismo (2007), la Medalla de la Orden del Mérito Constitucional (2007), el Premio Ilustre de Vizcaya (2008), el Premio Reporteros 2008 de El Mundo, el Premio Agustín Merello de Comunicación (2009) o el Luca de Tena (2010).
    En 2010 la Asociación de Periodistas Vascos y la FAPE propusieron a Leguineche para el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades y ese mismo año se creó el Premio Internacional de Periodismo que lleva su nombre sobre trabajos de periodismo de viajes.
  •  han precisado que la noticia de su fallecimiento ha sido comunicada por el médico del periodista. La capilla ardiente  quedará instalada este miércoles 22 de enerro en la Sacramental de San Isidro de Madrid desde las 18.30 horas hasta las 17.00 horas del jueves 23.

sábado, 18 de enero de 2014

Carta de Juan Gelman a Luis Rocha

26 de junio de 1983, París.

Mi querido y recordado Luis:
Qué raro es este país/
hoy es domingo pero aquí no se casa peringo/
en mi país peringo se casaba cada domingo/
con una mujer que no sabía coser/
que lavaba la olla con una cebolla y abría la puerta
                                                                 con un alfiler/
y uno tras otro pasaban los domingos/
y siempre se casaba con esa mujer peringo/
una mujer maravillosa/
porque una cosa es una cosa y otra cosa es otra
                                                                           cosa/
y la que con una cebolla la olla lavar/
es mujer que sabe volar/
y la que la puerta con un alfiler abrir/
es mujer que sabe reír/
y aquí parece que ninguno vuela ni se ríe/
y en un infierno personal se fríe/
ni siquiera se trata de un gran infierno/
de esos calientitos y buenos en invierno/
son infiernos chiquitos/ mezquinos a porfía/
en realidad ni son infiernos/ son una porquería/
y con la crisis energética
la situación infernal de los franchutes es cosa bien
                                                                           patética/
hasta en su infierno aquí se pasa frío/
comprenderás el extravío/
el otro día vi a Satán/
temblaba/ envuelto en cibelina y astracán/
y le dije: “Satán/ ¿y tu orgullo?/ ¿qué hacés?”/
y él me dijo: “Hermanito/ soy un Satán francés”/
pero yo quería hablarte de otra cosa:
quería decir que extraño a Nicaragua hermosa/
que cuando llueve acá/ (y acá siempre cae agua)/
yo no digo que llueve/ digo que Mana-agua/
y extraño a Nicaragua/al lago/al arboliño/
a cuya sombra amé tu tierra como un niño/
y la amo cuando alzo su luz y sombra/y cuando
recuerdo los fernandos que silvan en Fernando/
y los luises que rochan en vos/querido Luis/
y me acompañan hoy/que es domingo/ es París/
y peringo golpea las puertas del quartier
y no hay mujer que le abra con un alfiler/
excepto mi mujer:
cada domingo
yo me disfrazo de peringo
y ella me abre la puerta con una cebolla
y lava la olla
con un alfiler/
pero también quería contarte que soy muy feliz/
y de otro modo no fuera aquí en París/
aunque también lo estaría si fuera en Madriz/
(en la Madriz de Nicaragua)/y quién sabe en Madrid/
donde no sería feliz sino apenas felid/
y ni hablar de Washingtón/
donde sería felón/
y qué decir de rapalwjindij/
aquí metí la pata/
pero pensemos en guadalcanal/
allí sería feldmariscal/
o en Guanajuato/
feldespato/
y qué decir de benarés/
donde sería feligrés/
y algún sitio habrá en ino
donde yo sería felino/
y en el mato grosso/
me tocaría ser felposo/
y en melipilla/
felpilla/
y en San Juan de luz/
felús/
y en el balneario (chileno) de papudo/
me apresuro a decir que felpudo/
de manera que es mejor amar en Managua
donde la gente tiene la transparencia del agua/
o/en mi caso/en París/
donde me toca ser feliz/
porque mi mujer es como el agua
feliz de Nicaragua
y aunque  de tu cariño nada me saca ni me aparta/
creo que se termina esta carta/
porque cada carta es un mundo o redondez/
donde lo que se dice y no se dice/es/
y es bueno que nos recordemos y nos quieremos/
porque así siempre venceremos/


la derrota mayor es el olvido/

ODA A RUBÉN DARÍO

La historia tu nombre arrulla
En el manto exótico del mundo,
Sideral éxtasis perfuma
La piel del tiempo.

Pasado, presente y futuro
Pegaso cabalga sin bulla
Sobre el hombro del viento
De profundo pensar.

Verso a verso pulsa el sentimiento
De tu corazón puro
Rubén, bardo iconográfico del milenio,
Elegíaca visión la tuya
De andar la senda de la historia
De la mano de tu genio.

Numen errante en busca de un cantar,
Noctámbulos suspiros brotaron de tus manos,
Liróforo De la celeste rebeldía,
Nota musical del verso castellano
Fue el punto y seguido de un día.

Salve a la pluma de tu linaje,
¡Oh cisne de blanco plumaje!
Tu respirar perfuma el carruaje
Que transitó un milenio con coraje.

Darío, tus manos, jardín de ensueños
Vividos al compás de un verso,
Luz sentimental que iluminó el universo
Dios, cómplice que de la lira te hizo dueño.

Melodía que gravita en la palabra
Sobre el terciopelo del sentimiento
Para explotar al borde del abra
Que se teje errante en el viento.


Emilio Pérez Arias
Masatepe, 17 de enero 2014.

Jorge Boccanera: diálogos con Juan Gelman



Juan está en un patio. El mismo patio que se abría cuando entrecerraba los ojos, y se atusaba el bigote; le había quedado grabado desde su niñez; patios en el barrio de Villa Crespo con casorios, mesas de empanadas, mucho baile y el mismo bandoneonista de siempre: un empleado de comercio; cuando describía el momento apuntaba un dato afirmando el compromiso: la gente no faltaba.

Tampoco Juan faltó a las muchas citas alrededor de los manteles tendidos por una existencia a fondo: la creación poética, la militancia política, la solidaridad, la amistad, el periodismo, la búsqueda de sus seres queridos víctimas de la dictadura.

Lo conocí en 1975, cuando accedió a conversar con los poetas que formábamos un grupo literario en una pieza que alquilábamos en la calle Suipacha; hacía rato que su voz sobresalía en el panorama local y muchos éramos los que nos sabíamos de memoria poemas de “Gotán” y “Cólera Buey”.

Tampoco faltó a esa cita, aunque la Triple A causaba estragos en la militancia y vivía a los saltos: recuerdo una ronda de mate de más de cuatro horas y nuestra ansiedad por darle forma de charla a lo que en realidad se transformó en una tumultuosa entrevista sobre el hecho poético y la coyuntura política.


Al fondo de esa noche cruzada por sirenas policiales, Juan respondía con paciencia nuestras preguntas; algunas en torno a su último libro publicado, “Relaciones”, que alborotaba el avispero con textos que -y ésta sería una de las marcas de su escritura- inauguraban calles originales y propias.

Nos deslumbraban poemas como el de las seis enfermeras locas de Pickapoon, la persistencia del poeta que pese a todo los reveses “se sienta a la mesa y escribe” y los ojos de la Pulpera de Santa Lucía ahogados en la sangre de los fusilados de Trelew, pero también el modo natural de unir lo que por esos años se discutía en términos de dilema: el agua del experimento formal y el aceite de la crítica social.

El libro llevaba un epígrafe de quien, aún no lo sabíamos, se sumaba a la cadena de sus heterónimos, José Galván: “Hay que hundir las palabras en la realidad hasta hacerlas delirar como ella”, línea que sin duda resumía su poética.

Juan daba un aire de juego a un asunto que trataba con seriedad: sus poetas inventados; sonrió la vez que ingenuamente le pregunté por un poeta chino citado en uno de sus libros; ya conocíamos a John Wendell, Dom Pero y Yamanokuchi Ando, pronto llegarían Galván y Julio Grecco; pero había más.

Por teléfono, cuando llegaba a Buenos Aires, cambiaba la voz y se hacía pasar por un tal “un tal Izpizirri” y en un café me contó la historia: un jockey de La Plata al que no vio correr, había leído el nombre en un diario y le atrajo el sonido con muchas `íes`: "Le imagino una voz finita; al hipódromo fui una sola vez y me aburrí; yo soy un heterónimo de Izpizirri”, contó Gelman.

La conversación con Juan estaba llena de anécdotas, vidas entrelazadas; y en cada juntada en un café volvía a ser el que “hacía esquina” con los amigos en las calles de Villa Crespo; ese espacio sobrevolado por un aire de cachada, sarcasmo, ironía fina donde relampaguea el doble sentido, las locuciones populares, la jerga callejera y el tono confidencial, todo subrayado con guiños y muecas.

La trama dialogante de mucha de su poesía sale de ese barrio: un abanico de gestos porteños que guarda una perplejidad posible de rastrear desde sus versos primeros: “¡Qué cuestión!”, “¡qué asunto raro!”, “quién me manda”, “¡Cómo decir las cosas más simples de la vida!”, “¡Qué cosa seria!”; ese asombro que tras el atisbo del desconcierto, se vuelve reclamo, interpelación.

En Juan esa perplejidad es una toma de conciencia que es vislumbre y corazonada; su modo de interrogar -su poesía tiene la música de las preguntas- es una manera de cuestionar y, en sintonía con las luchas políticas de los años 60/70, una urgencia por resolver los asuntos candentes de la realidad.

Así nos acompañaba Juan a los más jóvenes, sentado en el mismo cordón de la vereda, interesado por nuestra escritura y por la vida de todos los días; con el aliento de un maestro que eludía ese lugar, pero que para nosotros, los del barrio de la poesía, era un “uno más”, con algo más, o sea: un fuera de serie.

Y ahora Juan está en un patio, pensando en los amigos de la barra de Villa Crespo -“con un par nos conocemos hace setenta años”-. Subrayaba que había sido milonguero y que tuvo la certeza de que Borges nunca había bailado: “Dijo que era `una manera de caminar`; pero es una manera de conversar: cuerpo a cuerpo”.

En materia de cantantes sus preferencias iban por el lado de Goyeneche, Rivero y Ángel Vargas -“me levantaba a las ocho de la mañana para escucharlo en la radio”- y en materia de orquesta nombraba a Fresedo y Pugliese: “Don Osvaldo no era una orquesta, era un movimiento de masas; la mitad de gente que estaba en la pista no bailaba, iba a escucharlo. Ojo, que me gustaba también Darienzo, tengo que confesarlo, por ese ritmo particular que tenía”.

Nos vimos por última vez en agosto pasado en Buenos Aires en la presentación de su libro “Hoy” y consciente del fracaso de resumir una poesía tan densa signada por una frondosa inventiva y una conciencia lúcida, antepuse una línea que el poeta Luis Cardoza y Aragón deslizó cuando se le pidió su opinión sobre la obra de Picasso; eludiendo el análisis crítico, dijo: “me lo imagino”.

La frase bien vale para la escritura de Juan por la variedad de registros que propone y su portentosa capacidad de interrogarse, y además le cabe a una existencia inmersa en la lucha política, su entrega, su tenacidad. Todo eso que estuvo presente hasta en sus últimos días, mientras escribía un poema titulado “Verdad/es” y nos decía, se decía: “aguantate el universo desnudo”.

Hablo de un poeta grande que nos daba retazos de vida en pulidas joyas diminutas que ahondaban en el amor, el exilio, la revolución, la memoria, la espesura del vacío; hablo de un hombre que miraba la vida de frente, hablo del compinche con quien anudamos la amistad con abrazos que dicen “hasta luego”.

JUAN



Por Eduardo Galeano

Hace poquitos días, hablando del gordo soriano y del negro fontanarrosa, dije, o más bien comprobé:

–A veces, la muerte miente.

Y ahora, lo repito: miente la muerte cuando dice que juan gelman ya no está.

El sigue vivo en todos los que lo quisimos, en todos los que lo leímos, en todos los que en su voz hemos escuchado nuestros más profundos adentros.

Nunca encontraremos palabras que expresen nuestra gratitud al hombre que fue muchos, al que fue nosotros y nosotros seguirá siendo en las palabras que nos dejó.

http://www.pagina12.com.ar/diario/pirulo/30-237777-2014-01-15.html

Gelman. Entrevista por su “Hoy”. Jorge Boccanera

Jorge Boccanera
hoyEl último libro del poeta Juan Gelman, Hoy, es una muestra acabada, en pulidas joyas diminutas, de sus viajes posibles hacia el sí mismo y los otros; un único y extenso poema sobre el tránsito y las mediaciones entre el abandono y el deseo, lo que se diluye y lo que se corporiza, lo que se marchita y lo que arde.
En Hoy las pérdidas siguen hablando, clamando desde el vacío y la memoria en poemas breves donde refulge una vez más el gesto paradojal; el poeta escribe: “Estamos huérfanos de cartas que no se pueden enviar” y menciona a aquellos que “se acuestan en lo que van a ser”.
Entrevistado por TELAM, Gelman recuerda que el origen del nuevo título editado por Seix Barral –con base en unos 300 poemas de gran condensación de sentido y lenguaje de riesgo– está vinculado a su hijo  Marcelo Ariel secuestrado en agosto de 1976 por personeros de la dictadura y a la sentencia dictada a esos asesinos en 2011.
“El día que condenaron a perpetua a uno y a 20 y 25 años a otros por el asesinato de mi hijo Marcelo y otros hijos, miraba por youtube a un grupo de jóvenes saltando de alegría por la sentencia. Y yo no sentía nada, ni alegría, ni satisfacción, ni odio aplacado, ni sentimientos de venganza cumplida”.
El hijo del poeta fue asesinado de un tiro en la nuca y su cuerpo escondido en un barril de petróleo rellenado con cemento y arrojado a un canal del Río de la Plata, donde se lo halló a fines de los años ’80; su familia pudo inhumar sus restos en 1990.
“Habían pasado treinta y cinco años desde el asesinato de Marcelo y de su mujer María Claudia y del robo de mi nieta y, tal vez, como dicen en México, sólo sentía que ‘justicia tardada, justicia negada’”.
“No era así en los hechos, claro, gracias a Néstor Kirchner”, dice en alusión a las medidas tomadas por el expresidente en 2003 revocando leyes que indultaban a los culpables del genocidio argentino. Y agrega: “Me pregunté por qué me pasaba eso y empecé a escribir algo así como crónicas, relatos, testimonios hasta que apareció el primer poema, detonante del libro. Deseché lo demás y seguí caminando por ahí”.
El “por ahí” señala la tenacidad de un poeta de impulso inusual y frondosa imaginación que no deja de ensanchar una obra marcada por temas como el exilio, la memoria, la fugacidad, el anhelo, las pérdidas.
-T: Hay poemas con expresas referencias al duelo, ¿Hoy está dentro de ese proceso, lo cierra?
-Lo cierra, sí, pero creo que el libro no va por el lado del dolor de la pérdida solamente, sino sobre todo por el abismo insondable del Mal que lo provoca. Un abismo inaferrable, inmedible, que viene a ser el mundo de hoy.
-T: El término “hoy” (que resuena en el “Uno”discepoliano), parece no remitir sólo a una cuestión de tiempo, sino a un “estar” y a un “ser”, ¿lo ve así?
-Sí y una parte de la respuesta la di en la anterior.
A sus 83 años el poeta de Villa Crespo escribe y participa en actividades diversas; acaba de viajar a Ecuador y Polonia, y justamente en Cracovia intervino en una mesa redonda sobre el tema aludido: el Mal.
-T: ¿Un tema con perfiles borrosos que desborda la capacidad de expresarlo?  
-Depende. Emily Brontë (se refiere a la escritora estadounidense del siglo XIX autora de la novela Cumbres borrascosas. N. de R.), una mujer austera de quien no se conoce pasión alguna salvo la compasión por el hermano borracho y drogadicto, escribió.
-T: Lo cual resulta una paradoja…
-La paradoja consiste en que los escritores o poetas que no han sufrido el Mal en carne propia –el Mal no es sólo el dolor que causa, sino todo lo que produce ese dolor, la pérdida, el mundo que vivimos, etc.- pueden describir el Mal tan profundamente como Emily Brontë.
En cambio, quienes lo han sufrido en carne propia como Primo Levi, no logran decirlo en toda su magnitud porque los espesores y las dimensiones son muy diferentes y el horror del Mal no deja encontrar la palabra necesaria para decirlo. Es enloquecedor, arrastra vacíos donde yacen palabras que nunca asomarán porque no alcanzan”.
-T: Algunos poemas advierten sobre el huevo de la serpiente anidando en los pliegues de la realidad. ¿Hay una reconfiguración del poder que modela imaginarios y subjetividades?
-Exactamente. La reconfiguración del poder o globalización, como la llaman, necesita que seamos dóciles, impasibles ante las formas con que nos recortan el espíritu, obedientes al desastre, carne autoritarismos.
-T: Junto a temas que son marcas de su obra, una recurrencia de Hoy es lo trunco, ¿se juega una tensión entre lo mutilado y lo que puja por ser?
-Al que le operaron una pierna, le duele esa pierna aunque ya no la tiene. 
-T: En un verso habla de “La pasión escribe sitiada por la desdicha general”; ¿hay fuegos por venir?, ¿deseos que no bajan la guardia?
Los hay y se manifiestan esporádica y repentinamente. Ver Brasil.
-T: Aunque la utopía, según un verso suyo “saca sus cuentas con saltimbanquis rotos”, Hoy está atravesado por ese aliento… 
-Oscar Wilde decía que un mapamundi sin el país de la utopía era incompleto, porque la gente entra cada noche en ese país.
En junio pasado Gelman recibió en la Casa de Cultura del Ecuador el Premio “Poeta de Dos Hmisferios”; además se publicó allí su antología  Furia de pájaros, con un texto-epílogo de uno de los grandes escritores ecuatorianos, Jorge E. Adoúm, –1926-2009- extraído de sus memorias.
-T: Adoúm habla de múltiples encuentros en ciudades como Pekín,  Roma, París, Buenos Aires… 
-También nos encontramos en Quito, en su país: fue una larga amistad en la que la poesía siempre estuvo presente.
Señalaba Adoum en ese texto que: “A Gelman le ha quedado, por fortuna para nosotros, el lenguaje y la ternura nacida de la cólera, la poesía y la solidaridad con el pequeño, el triste, el desvalido, el perseguido, el destrozado. Le ha quedado para fortuna de nosotros, una esperanza”.

http://www.laotrarevista.com/2014/01/gelman-entrevista-por-su-hoy-jorge-boccanera/